El objetivo es reducir las enfermedades y aumentar las exportaciones
9 de diciembre de 2005, San José, Costa Rica – América Latina y el Caribe necesitan con urgencia medidas para mejorar la disponibilidad de alimentos inocuos, con el fin de reducir la incidencia de enfermedades y la mortalidad y al mismo tiempo facilitar las exportaciones de sus numerosos productos alimentarios al resto del mundo, según recordaron hoy cerca de 200 expertos del sector.
La región latinoamericana experimentó al menos 6 000 brotes de diversos tipos de enfermedades de origen alimentario entre 1993 y 2002, según las cifras ofrecidas por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Estos brotes, junto a un número mayor todavía de casos aislados de enfermedades provocadas por los alimentos o el agua, causaron en la región unas 57 000 muertes en 2004. Sin embargo, esta estimación se encuentra todavía muy por debajo de la incidencia real del problema, según los expertos.
Organizada de forma conjunta por la FAO y la OMS, la Conferencia Regional sobre Inocuidad de los Alimentos para las Américas y el Caribe se desarrolló del 6 al 9 de diciembre de 2005 en San José, Costa Rica, bajo los auspicios del gobierno de este país centroamericano.
En ella participaron representantes de las instituciones estatales responsables de la inocuidad de los alimentos, productores, asociaciones de consumidores y organismos internacionales. Todos ellos acordaron un extenso plan para mejorar la calidad e inocuidad de los alimentos tanto para el consumo interno como para la exportación.
Garantizar la inocuidad en toda la cadena alimentaria
Entre las medidas a tomar destaca el garantizar la inocuidad en toda la cadena alimentaria, a través de un reglamento con base científica y la aplicación de análisis de riesgo centrado en aquellos puntos críticos de la cadena alimentaria que requieren un mayor control por parte de las autoridades. También se pide una mejor coordinación, tanto entre los países de la región como entre los productores alimentarios y los reglamentadores dentro de cada país.
En la actualidad, y a pesar de algunos éxitos importantes, los esfuerzos para alcanzar una normativa sobre los alimentos uniforme y de alto nivel en toda la región, se ven dificultados por la excesiva dispersión de las numerosas instituciones con responsabilidad parcial en el sector y la falta de recursos humanos y económicos.
Por ejemplo, no todos los países en la región han armonizado su legislación alimentaria de forma completa con las normas del Codex Alimentarius. Ello dificulta las exportaciones de sus productos al resto del mundo. El Codex Alimentarius es un organismo intergubernamental de la FAO y la OMS que estable los reglamentos de inocuidad y calidad de los alimentos para proteger a los consumidores y facilitar el comercio, tanto domestico como el internacional.
La legislación alimentaria se reparte en la actualidad entre diversos ministerios, que pueden incluir, en función de cada país, los de agricultura, salud, economía, industria y turismo. Cuando existe más de una agencia ejecutora se corre el peligro de que sus reglamentos se sobrepongan. Incluso en algunos casos se trata de reglamentos obsoletos o que carecen de carácter científico
Todavía más, muchos países de la región carecen de laboratorios de referencia en el campo de la inocuidad y la calidad de los alimentos. Los 200 expertos reunidos en San José subrayaron la necesidad de que todos los Estados cuenten con sus propias estructuras adecuadas para analizar los alimentos, o al menos tengan acceso a las mismas.
Promover las exportaciones y la seguridad
Las exportaciones alimentarias de la región han alcanzado los 66 000 millones de dólares, lo que supone el 12 por ciento del total mundial del comercio de productos alimentarios. Esta cifra podría aumentar rápidamente durante las próximas décadas si se mejora la inocuidad y calidad de los alimentos, según la FAO y la OMS. Sin embargo, diversos problemas relacionados con este aspecto, como la contaminación microbiológica, son la causa del rechazo de productos de exportación, con un alto coste económico.
“Sin un adecuado marco regulador sobre la inocuidad de los alimentos y la capacidad para hacerlo cumplir, la población de América Latina y el Caribe continuará siendo victima de enfermedades de origen alimentario y sus exportaciones seguirán corriendo el riesgo de verse rechazadas, con el consiguiente perjuicio económico”, aseguró Jorgen Schlundt, Director del Departamento de Inocuidad de los Alimentos en la OMS.
“Por ello deseamos y haremos todo lo posible para fomentar el desarrollo de instituciones sólidas responsables de la inocuidad de los alimentos en todos los países de la región, incluyendo el fortalecimiento de la vigilancia de enfermedades de origen alimentario. Es necesario saber donde tenemos que incrementar los esfuerzos para reducir el impacto de las enfermedades”, añadió.
Por su parte Kraisid Tontirisin, Director de la División de Alimentación y Nutrición de la FAO, aseguró que “la inocuidad de los alimentos es la base de todos los demás aspectos en el campo de la nutrición y la seguridad alimentaría, así como del comercio internacional de productos alimentarios”.
“La FAO, por ejemplo, trabaja de forma activa junto a sus países miembros en la región para garantizar la inocuidad de las frutas y de las hortalizas frescas, así como la inocuidad y calidad del café. De esta manera se mejora la seguridad alimentaria de la región y su capacidad para exportar alimentos –explicó Tontirisin-. Garantizar que los alimentos sean inocuos y nutritivos es un requisito previo para lograr la seguridad alimentaria, y así se ayuda a los países de la región en sus esfuerzos por alcanzar los Objetivos de desarrollo del Milenio de la ONU”.
La región latinoamericana experimentó al menos 6 000 brotes de diversos tipos de enfermedades de origen alimentario entre 1993 y 2002, según las cifras ofrecidas por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Estos brotes, junto a un número mayor todavía de casos aislados de enfermedades provocadas por los alimentos o el agua, causaron en la región unas 57 000 muertes en 2004. Sin embargo, esta estimación se encuentra todavía muy por debajo de la incidencia real del problema, según los expertos.
Organizada de forma conjunta por la FAO y la OMS, la Conferencia Regional sobre Inocuidad de los Alimentos para las Américas y el Caribe se desarrolló del 6 al 9 de diciembre de 2005 en San José, Costa Rica, bajo los auspicios del gobierno de este país centroamericano.
En ella participaron representantes de las instituciones estatales responsables de la inocuidad de los alimentos, productores, asociaciones de consumidores y organismos internacionales. Todos ellos acordaron un extenso plan para mejorar la calidad e inocuidad de los alimentos tanto para el consumo interno como para la exportación.
Garantizar la inocuidad en toda la cadena alimentaria
Entre las medidas a tomar destaca el garantizar la inocuidad en toda la cadena alimentaria, a través de un reglamento con base científica y la aplicación de análisis de riesgo centrado en aquellos puntos críticos de la cadena alimentaria que requieren un mayor control por parte de las autoridades. También se pide una mejor coordinación, tanto entre los países de la región como entre los productores alimentarios y los reglamentadores dentro de cada país.
En la actualidad, y a pesar de algunos éxitos importantes, los esfuerzos para alcanzar una normativa sobre los alimentos uniforme y de alto nivel en toda la región, se ven dificultados por la excesiva dispersión de las numerosas instituciones con responsabilidad parcial en el sector y la falta de recursos humanos y económicos.
Por ejemplo, no todos los países en la región han armonizado su legislación alimentaria de forma completa con las normas del Codex Alimentarius. Ello dificulta las exportaciones de sus productos al resto del mundo. El Codex Alimentarius es un organismo intergubernamental de la FAO y la OMS que estable los reglamentos de inocuidad y calidad de los alimentos para proteger a los consumidores y facilitar el comercio, tanto domestico como el internacional.
La legislación alimentaria se reparte en la actualidad entre diversos ministerios, que pueden incluir, en función de cada país, los de agricultura, salud, economía, industria y turismo. Cuando existe más de una agencia ejecutora se corre el peligro de que sus reglamentos se sobrepongan. Incluso en algunos casos se trata de reglamentos obsoletos o que carecen de carácter científico
Todavía más, muchos países de la región carecen de laboratorios de referencia en el campo de la inocuidad y la calidad de los alimentos. Los 200 expertos reunidos en San José subrayaron la necesidad de que todos los Estados cuenten con sus propias estructuras adecuadas para analizar los alimentos, o al menos tengan acceso a las mismas.
Promover las exportaciones y la seguridad
Las exportaciones alimentarias de la región han alcanzado los 66 000 millones de dólares, lo que supone el 12 por ciento del total mundial del comercio de productos alimentarios. Esta cifra podría aumentar rápidamente durante las próximas décadas si se mejora la inocuidad y calidad de los alimentos, según la FAO y la OMS. Sin embargo, diversos problemas relacionados con este aspecto, como la contaminación microbiológica, son la causa del rechazo de productos de exportación, con un alto coste económico.
“Sin un adecuado marco regulador sobre la inocuidad de los alimentos y la capacidad para hacerlo cumplir, la población de América Latina y el Caribe continuará siendo victima de enfermedades de origen alimentario y sus exportaciones seguirán corriendo el riesgo de verse rechazadas, con el consiguiente perjuicio económico”, aseguró Jorgen Schlundt, Director del Departamento de Inocuidad de los Alimentos en la OMS.
“Por ello deseamos y haremos todo lo posible para fomentar el desarrollo de instituciones sólidas responsables de la inocuidad de los alimentos en todos los países de la región, incluyendo el fortalecimiento de la vigilancia de enfermedades de origen alimentario. Es necesario saber donde tenemos que incrementar los esfuerzos para reducir el impacto de las enfermedades”, añadió.
Por su parte Kraisid Tontirisin, Director de la División de Alimentación y Nutrición de la FAO, aseguró que “la inocuidad de los alimentos es la base de todos los demás aspectos en el campo de la nutrición y la seguridad alimentaría, así como del comercio internacional de productos alimentarios”.
“La FAO, por ejemplo, trabaja de forma activa junto a sus países miembros en la región para garantizar la inocuidad de las frutas y de las hortalizas frescas, así como la inocuidad y calidad del café. De esta manera se mejora la seguridad alimentaria de la región y su capacidad para exportar alimentos –explicó Tontirisin-. Garantizar que los alimentos sean inocuos y nutritivos es un requisito previo para lograr la seguridad alimentaria, y así se ayuda a los países de la región en sus esfuerzos por alcanzar los Objetivos de desarrollo del Milenio de la ONU”.
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